domingo, 2 de enero de 2022

Benito Pérez Galdós en ciernes

 


Prólogo a "Crónica de Madrid" de Benito Pérez Galdós (Ediciones Ulises)

Esta edición de Crónica de Madrid trata de subsanar, en alguna medida, el silencio editorial existente sobre el conjunto de la fecunda obra periodística de Benito Pérez Galdós. Esta compilación de artículos de un jovencísimo autor en ciernes, además de estar considerada como un sentido homenaje a la ciudad de Madrid, es el germen de un Galdós desconocido para el gran público. Durante el último siglo se ha escrito mucho sobre las novelas del autor canario, pero es innegable que el resto de sus trabajos ha corrido una suerte dispar. Por este motivo, Crónica de Madrid es un documento valioso, que conviene rescatar de la avalancha de novedades que ofrece el mercado editorial en la actualidad.

Este volumen que hoy presentamos fue el resultado de los primeros trabajos de Galdós como periodista, surgidos a propuesta de Ricardo Molina, redactor del periódico La Nación. Según críticos como Shoemaker:

“En los escritos de Galdós en La Nación hay muchos elementos embrionarios del arte que florece maduro algunos años más tarde en el gran novelista.”

Dos años después de comenzar su trabajo en un periódico de Las Palmas, a Galdós le nombran corresponsal en Madrid. Y es entonces cuando, al ser ya conocedor de los entresijos de la capital, empieza su nueva labor, a la que se entrega con entusiasmo.

El mismo Shoemaker también hablaba sobre los textos publicados en el periódico La Prensa de Buenos Aires, en este sentido:

“(…) las cartas de Galdós en La Prensa son un tesoro riquísimo de su obra literaria... Sin presumir rivalizar a ninguna de sus obras novelísticas ni teatrales, traen a los lectores valores primorosos del pensamiento de don Benito, de sus intereses, sus preocupaciones, sus observaciones.”

Con las dos afirmaciones anteriores, queda claro que Galdós encontró en sus artículos y crónicas un cauce para llegar al público lector y encontrar una resonancia muy preciada para novelistas o dramaturgos de cualquier época. Tiempo después, el canario llegó, incluso, a ocupar puestos de relevancia dirigiendo algunas publicaciones de renombre, lo cual le permitió alcanzar cierto poder y tener mucha influencia en la prensa de la época.

 

Esta labor periodística, no obstante, tardó en cristalizar en forma de libro. Fue en el año 1933 cuando, gracias a la labor del polifacético escritor argentino Alberto Ghiraldo, vio la luz en la editorial Castro la primera edición de Crónica de Madrid, que hoy recuperamos con motivo de la conmemoración del centenario de la muerte de Galdós. Ghiraldo, el también prologuista y editor literario de las Obras inéditas galdosianas en la editorial Renacimiento de Madrid, señalaba en aquellas páginas la innegable relación existente entre estos artículos periodísticos y el estilo literario del autor canario. De cualquier forma, antes de continuar hablando sobre este tema, conviene aclarar una duda que les puede surgir a los lectores de hoy en día, ¿quién fue realmente Alberto Ghiraldo y qué relación mantuvo con Benito Pérez Galdós?

Muchos críticos consideraron al argentino como el mecenas literario del autor de esta Crónica de Madrid. Ghiraldo cuenta en su haber con producciones teatrales, trabajos periodísticos, políticos e, incluso, autobiográficos. Su relación con Galdós comenzó a ser reconocida después de la entrega de un importante corpus epistolar del autor canario a la Biblioteca Nacional de Chile. Su incansable labor social y política le llevó a tratar, incluso, con los ambientes más selectos de la capital. Fue en aquellas tertulias con intelectuales de la época donde entabló una fructífera amistad con Galdós. Nuestro propósito al rescatar esta Crónica de Madrid, con el prólogo del propio Ghiraldo, es que los lectores de hoy ponderen estas sinergias creadas entre ambos para valorar, en su justa medida, el trabajo que realizó el escritor argentino. No obstante, es necesario destacar el hecho de que no todos los especialistas en la obra del autor canario creyeron en la fiabilidad de la labor de Ghiraldo. Por ejemplo, el crítico Pérez Vidal afirma sobre Crónica de Madrid estas frases no ajenas a la polémica:

“(…) por lo que en su prólogo se ve, debió de encontrar los artículos en recortes y no se esforzó ni poco ni mucho en reunir la indispensable información sobre los mismos. Dice, al parecer, sin ningún fundamento, que las crónicas fueron escritas por Galdós para El País, periódico de Las Palmas, que le había nombrado corresponsal en Madrid. Desconocía que todas ellas habían sido publicadas en La Nación, y, además, que eran precisamente las menos valiosas de las aparecidas en este periódico. Casi todas se refieren a cuestiones políticas de muy pasajero interés.”

Dejando a un lado estas destacables controversias, que lastran el trabajo periodístico del propio Galdós, cabe destacar una frase extraída de este Crónica de Madrid, en la que el autor afirma que “si alguna cualidad poseo es la de vivir con el oído atento al murmullo social, distrayéndome poco de este trabajo de vigía y escucha”. Cualquier galdosiano avezado reconocerá en estas palabras la condición de testigo privilegiado y político tan destacable en sus obras más famosas.

Gracias a estos artículos periodísticos, Galdós cultivó una profesión con la que se ganó la vida, retratando los problemas de la sociedad que le tocó vivir de una forma mucho más directa que con cualquier novela u obra de teatro. No obstante, su labor no comenzó a adquirir relevancia, por parte de la crítica, hasta la década de los 60 en el siglo XX. Según Anthony Percival, este problema de recepción se debe a la dificultad de localizar toda esa miscelánea dentro del conjunto de los artículos firmados por Galdós. A este hecho se le suma la anécdota que cuenta cómo el propio autor apenas hablaba de sus trabajos en periódicos menos reconocidos como El Correo de España, La Ilustración de Madrid, y la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. También existen referencias bibliográficas que explican cómo Galdós llegó a equivocar en alguna ocasión los títulos de algunos de sus textos periodísticos, publicados en más de un medio. Por todos estos motivos, dado el carácter diseminado de los artículos de Galdós hay que recalcar la importancia de reunir esta Crónica de Madrid en un volumen unitario, para disfrute general.

            En estas páginas encontrarás, querido lector, parte de ese Madrid en el que aterrizó un joven Galdós encaminado a labrar una obra legendaria. También vislumbrarás el germen de su estilo literario y la presencia de Madrid, su ciudad, la cual sería una de las grandes protagonistas de su obra con el paso del tiempo. Además, se incluye un reseñable apéndice al final de este libro, que servirá para contextualizar mejor la labor de Galdós en esta Crónica de Madrid. Se trata de una entrevista de “El Caballero Audaz” con el autor canario, que se publicó en La Esfera en enero de 1914. En ella se presentaba la imagen de un Galdós al final de sus días. Según críticos como Botrel:

Así lo había revelado el grito de alarma lanzado por el Caballero Audaz en La Esfera el 17 de enero de 1914, sobre la situación del anciano y casi ciego escritor («si en el presente quiero vivir, no tengo más remedio que dictar todas las mañanas durante cuatro o cinco horas y estrujarme el cerebro hasta que dé el último paso en esta vida», le había confiado Galdós).

Según se desprende de estas páginas, Crónica de Madrid constituye un documento único para reconstruir la primera parte de una admirable vida. Para los lectores avezados en la obra de Galdós, resultará curioso paladear una prosa tan juvenil, siempre armónica con el ambiente y los personajes que lo pueblan. Como ya afirmó Max Aub con agudeza: “Galdós asumía el espectáculo del pueblo llano, al estilo de Lope de Vega, y se lo entregaba a los lectores artísticamente transformado, gracias a su sentido de la intuición sereno, profundo y total de la realidad.” En esta obra tienes un buen ejemplo de ello.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario